Por: Comunicaciones CJL
Los habitantes de Esfuerzos de Paz, asentamiento de desplazados ubicado en la Comuna 8 de Medellín, deben espantar sus sueños alrededor de las doce de la noche para alcanzar a recoger agua y realizar algunos quehaceres de la casa antes de volver a la habitual sequía, unas tres horas después.
Entre tanto, las familias que no tienen energía eléctrica, prenden velas, usan lámparas de gas, se conectan ilegal e inseguramente para no perecer en la total exclusión. Desafortunadamente a muchas les ha significado perder sus viviendas, sus objetos personales, y hasta a sus seres queridos en medio de las llamas. En los últimos tres años, denuncian las organizaciones sociales atentas al problema, han muerto en Medellín seis niños abrasados por el fuego.
Este drama no es ni reciente ni exclusivo a unos cuantos. De acuerdo con datos de Empresas Públicas de Medellín (EPM), grupo empresarial encargado de “satisfacer” la necesidad de energía eléctrica, gas, agua y telecomunicaciones en la ciudad, para el 31 de diciembre de 2009 había 44 mil familias desconectadas del agua y 31 mil de la energía.
No obstante, miembros de la Mesa Interbarrial de Desconectados de Medellín, conformada por diversas organizaciones populares preocupadas por el problema de desconexión en la ciudad, afirman que estos datos están muy distantes de la realidad puesto que miles de familias jamás han tenido acceso a agua potable, energía eléctrica y alcantarillado, y otros tantos eligen cada día entre comer o pagar, de modo que EPM no las tiene en cuenta –tampoco- a la hora de arrojar datos.
Mesa Interbarrial de Desconectados
La Mesa Interbarrial de Desconectados de Medellín tiene sus antecedentes en el trabajo desarrollado por el comité de movilización de la Red de Organizaciones Comunitarias (ROC), que desde octubre de 2004 venía realizando anualmente los Festivales Comunitarios por la Vida y la Dignidad. “En el 2008 se hizo el I Encuentro de Desconectados, en el barrio Zamora del municipio de Bello, y el 12 de julio de 2009 se realizó el II en el barrio La Honda, ubicado en la Comuna 3 de Medellín”, relata uno de los miembros de la Mesa.
Pero sus raíces más profundas se encuentran en la tradición de movilización frente al tema de los servicios públicos, que en Medellín comenzó a manifestarse en los años 70, con los movimientos cívicos. “En los 90 adquiere otra dinámica, por la nueva Constitución, que permite la venta de empresas estatales o que éstas se asocien con capital privado y que los servicios públicos domiciliarios puedan ser privatizados y comercializados por empresas privadas, de modo que la gente ya no le exige al Estado sino a las empresas. Entonces cambia un poco la lógica, pero se sigue manteniendo, y en los barrios más marginados continúa la pelea por el acceso” afirma.
Aún perviven las problemáticas que enfrentaban las comunidades por aquellos días, de tal manera que no sólo sigue siendo válido, sino apremiante, exigir acceso a los servicios públicos domiciliarios. Por tal motivo, en julio de 2009, durante el II Encuentro de Desconectados, nace la Mesa Interbarrial de Desconectados de Medellín.
De ésta hacen parte el Núcleo de Vida Ciudadana, el Comité de Servicios Públicos de la Comuna 1, Líderes Hacia Adelante, la Corporacion de Mujeres Las Aventureras, el grupo Prodefensa, la Asociacion Cambiemos del barrio Esfuerzos de Paz, la Corporacion Paz y Futuro de Villa Turbay, la Asociación de Familias Unidas de los barrios Belencito, Betania y Corazón, un proceso de Bello Oriente que viene consolidándose de la Comuna 3, y la Red Juvenil. Asimismo se han venido articulando otros comités de servicios públicos del municipio de Bello y de la Comuna 5 de Medellín.
La Mesa hace parte, a su vez, del Equipo Departamental de Servicios Públicos y Pobreza, constituida por la Corporacion Jurídica Libertad, la Asociacion de Productores de Antioquia (Asoproa), la Asociación Campesina de Antioquia (ACA), y otras organizaciones del departamento.
Como resultado de las diversas movilizaciones que ha llevado a cabo –participación en el Foro Social, la acción del 10 de diciembre para protestar por la alta inversión en alumbrado público, la marcha carnaval en los barrios La Honda, La Cruz y Bello Oriente de la Comuna 3-, durante su primer año de trabajo la Mesa ha logrado posicionar importantes cuestionamientos alrededor de la responsabilidad social de Empresas Públicas de Medellín. “La gente ya habla más de la situación de servicios públicos en la ciudad, ya no creen tan firmemente en las bondades de Empresas Públicas, se preguntan más por el bienestar. ¡O comemos, o pagamos! ha sido una frase que ha despertado muchas inquietudes en la gente, se tiene conciencia de que los servicios son muy caros”, dice integrante de la Mesa.
Pero la mayor de las conquistas ha sido, sin lugar a dudas, el nivel de articulación que ha venido alcanzando no sólo a su interior, entre las organizaciones que la conforman, sino con otras propuestas a nivel local y departamental. A ello se suma el proceso de cualificación que han tenido sus líderes, especialmente a partir de su participación en el Diplomado de Servicios Públicos, espacio formativo constituido por la Red de Organizaciones Comunitarias, el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, la Corporacion Penca de Sábila y la Corporación Cedesis.
En el marco del Diploma se han realizado diagnósticos socioeconómicos de las periferias de Medellín. “Nos hemos encontrado con que en los barrios populares de Medellín el desempleo no es del 15%, como lo dicen las cifras oficiales, sino que alcanzan el 40 y el 50%. La mayoría de las personas que trabajan se dedican al rebusque. La generalidad es que las mujeres se dedican al trabajo doméstico, y los hombres son toderos, se le miden a lo que resulte. También hemos visto que en estos sectores populares han sido desconectadas entre el 35 y el 40% de las familias”.
Siguiente paso: interlocución con la Administración
Durante su primer año de trabajo el interés fundamental de la Mesa era la articulación entre las organizaciones populares, el reconocimiento como espacio de trabajo alrededor de la problemática de servicios públicos y la cualificación de sus líderes. Lo que viene, ahora, es el diálogo directo con la Administración municipal y con Empresas Públicas de Medellín. “Era indispensable cualificarnos primero, no sólo para tener argumentos sólidos, sino para recoger información que sirviera de respaldo a las quejas y a las exigencias, y ahí sí lanzarnos a dialogar, de lo contrario nos van a envolver y vamos a terminar cediendo sin dar la pelea”.
En miras a la construcción de un documento que condense sus principales reclamos, el pasado 22 de agosto se celebró el III Encuentro de Desconectados de Medellín, en el barrio Llanaditas ubicado en la Comuna 8, donde se reunieron habitantes de la Comunas 1, 3, 5, 8 y 13 para debatir sobre la problemática de servicios públicos y pobreza.
En primera medida, la Mesa Interbarrial exige la condonación de deudas por concepto de agua y energía eléctrica. Para ello el Municipio debería invertir 30 mil millones de pesos, una ínfima parte de los 3,2 billones de pesos de su presupuesto anual. “La solución al problema de desconectados es más un asunto de voluntad política que de plata”, declaran miembros de la Mesa Interbarrial.
El segundo punto se refiere a la ampliación del mínimo vital a todas las familias de estratos 1 y 2, sin trabas y restricciones. Hasta ahora sólo 40 mil de las 300 mil familias de estos niveles socioeconómicos tienen acceso a los 2.5 metros cúbicos de líquido gratis mensualmente.
“Si sumamos el mínimo vital de acueducto, alcantarillado, energía eléctrica, todo le cuesta a la Administración 200 mil millones de pesos. Restándole este valor al presupuesto con el que funciona durante un año, le quedarían 3 billones de pesos libres para las demás necesidades. Ahora, si no hay plata, es posible que EPM haga mayores transferencias a la Administración sin correr el riesgo de quiebra”, explica integrante de la Mesa mientras continúa el recuento del tercer punto: “Exigimos cobertura total de acueducto y alcantarillado”.
Uno de los argumentos más empleados por las administraciones municipales para evitar la construcción de sistemas de acueducto y alcantarillado en los barrios populares de la ciudad es la consideración de que los terrenos son geológicamente inestables. Paradójicamente en barrios como La Cruz se proyecta la construcción de edificios de siete pisos como parte del desarrollo de los Proyectos Urbanos Integrales. Y, yéndonos hasta el otro extremo, en el barrio El Poblado se han realizado trabajos de estabilidad del terreno para garantizar la construcción de grandes complejos de vivienda estrato 5 y 6.
“Precisamente no tener acueducto y alcantarillado genera que estos terrenos sean más inestables. Son veinte años de lluvias y aguas negras cayendo, y además la materia fecal es mucho más corrosiva para la tierra. O sea, veinte años de mierda desestabiliza cualquier terreno. Si se construyen alcantarillas adecuadas y se pavimentan las escalas, ya hay más estabilidad”, agrega uno de los integrantes de la Mesa.
Pese a los señalamientos, el sabotaje de actividades, las amenazas a sus líderes y el desplazamiento forzado intraurbano del que han sido víctimas algunos de sus integrantes, la Mesa Interbarrial de Desconectados continuará trabajando para generar más inquietudes alrededor del acceso a servicios públicos domiciliarios, el manejo de recursos naturales y la vida digna en general.
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