En el barrio Altos de Paris se sentía
calor, el sol alumbraba por cada camino que recorrimos. Allí empezamos con una
charla acerca de las consecuencias de la construcción del cinturón verde. En
medio de la charla un vecino que pasaba se detuvo y comenzó a
escuchar, hasta que alguno de los presentes le invito a acercarse.
La camisa
roja estaba prendida de ese sol tan brillante y caluroso. Nos contó que en su
barrio no había servicio de acueducto y que algunas casas se
estaban dañando porque a escasos
veinte metros estaban haciendo una construcción y utilizaban
explosivos para romper piedra y hacer sus bases. Nos dijo que en algunas de las casas habían aparecido grietas y que
EPM no les daba agua porque estaban en zona de alto riesgo. Miró la
construcción y señalándola se pregunto que como era posible que el gobierno invirtiera
tanto dinero en un colegio de esos sabiendo que supuestamente estaba en zona de alto riesgo.
Más vecinos del barrio Altos de París, que es Bello, se acercaron curiosos y escucharon lo que se hablaba. Con un dibujo sobre la tierra quienes nos asesoraban en esta sesion de la escuela popular reconociendo nuestros derechos en el barrio, nos explicaron en qué consistía a grandes rasgos el cinturón verde, el cual se divide en tres rutas turísticas: El jardín de la vida (sendero peatonal), la ruta de campeones (cicloruta) y Monorriel. Nos enteraron que entre el primer sendero y el último había entre 300 y 500 metros. Una franja en el sentido de las carreras, de un grosor de 300 a 500 metros, atravesaría las laderas de Medellín construyendo un límite urbano.
De ahí fuimos caminando hasta El Triunfo, barrio ubicado en la comuna 6 de Medellin limitando con Bello, en la base del cerro El Picacho. Allí vimos de lejos un camino, construido por los indígenas que habitaban esos territorios hace años, cuando no existía Medellín. También allí se acercó un vecino que nos contó -mientras señalaba un lote donde pastaba una vaca-, que allí estaban negociando esos terrenos para la construcción de 11 torres con 9 pisos cada una llena de apartamentos para reubicar posiblemente algunos de los afectados por las obras de la alcaldia.
Cruzando la cuadra se veía un
enorme tanque de material, que parecía albergar miles de galones agua, al menos 70 toneladas por el agua, más el peso de
la estructura. Sin embargo la administración municipal les dijo a los
vecinos que sus viviendas estaban en alto riesgo. El guía o quien nos asesoro en el
recorrido explicaba que el discurso del alto riesgo es una estrategia para expulsar a los habitantes de
los territorios por donde se construiría el cinturón verde. Por eso es
importante exigir a los funcionarios públicos el estudio de suelos cuando
lleguen a decirnos que nuestras viviendas están en alto riesgo.
Luego
pasamos por el barrio El Progresar, también en la comuna 6. Allí algunos de los
participantes del recorrido se acercaban a diferentes vecinos contándoles lo
que estábamos aprendiendo y el riesgo en el que nos encontrábamos por la
construcción del cinturón verde. Algunos contaban como habían sido desalojados
de sus viviendas sin ninguna garantía siendo afectados por el puente de la madre laura y el macroproyecto de renovación urbana en el morro de moravia en la comuna 4, otros hablaban sobre la importancia de
organizarse con los vecinos para defender el territorio que es el espacio donde
desarrollamos nuestras vidas, otros denunciaban la mala fe con que actuaba la
administración municipal.
Seguimos
caminando hasta un lugar conocido por los gaviones (muros de contención)
construidos alrededor del cerro El Picacho. Un vecino nos mostró una
marca que decía K0+0, la cual indicaba que desde allí se empezaría una obra. Uno de
los participantes concluyo que eso significaba que existían planos sobre las obras
del Cinturón Verde que la administración municipal a través de su
agencia constructora -la EDU- no había querido mostrar en ninguno de los
espacios donde informaban sobre el desarrollo del proyecto. Dijo además que la
EDU siempre argumentaba que estaban en etapa de diseño y que no existían tales
planos, pero ahí estaba la marca. Seguimos caminando y encontramos en el resto
del recorrido más de estas señales de por dónde pasaría la obra.
Desde
los Gaviones, se nos indico que el monorriel
estaba pensado por la Cr 83 y señalando una edificación se nos
decía que desde donde estábamos parados hasta los edificios era zona de
impacto del Cinturón Verde, los 500 metros mencionados anteriormente. ¿Qué pasara con todas esas viviendas? preguntaron algunos. Preocupado se mostró uno de los vecinos, pues si la
política era de expulsión, serian muchos los perjudicados con la construcción
del cinturón verde. “¿Para qué necesitamos un monorriel, un sendero peatonal o
una ciclo-ruta si aún tenemos problemas con el empleo, los servicios públicos,
la salud, la escuela para los muchachos?”. De modo que el desarrollo debe ser integral, no
solo construcciones, sino verdaderas oportunidades de realización personal y
colectiva.
En
el barrio Los Lotes terminamos el recorrido, allí quien nos asesoro o socializo su conocimiento, hizo algunas conclusiones
acerca de los objetivos del proyecto que consistía en construir atractivos
turísticos y estaba pensado para los visitantes mas no para los habitantes; que debíamos prepararnos para poder defender el territorio y permanecer en él; que la mejor forma para hacerlo era actuar colectivamente, ya que vecinas y vecinos unidos hacen más fuerza que cada uno tirando para su lado. Señalo la importancia ademas de buscar apoyos y asesoría jurídica, evitar firmar
cualquier documento, estudiar el problema y estar en constante comunicación con
otros barrios que enfrenten problemáticas con la administración municipal por
el desarrollo de sus construcciones.
Luego
subimos hasta el sector conocido como Picachito, el Morro o Calabria, donde nos esperaban varios vecinos
con el sancocho. Nos reunimos antes de almorzar y hablamos sobre el recorrido llegando a la conclusión de que conociendo los obstáculos y vicisitudes que han pasado
cientos de miles de habitantes de Medellín para construir sus viviendas,
resulta preocupante que la alcaldía desarrolle megaproyectos como el cinturón
verde a costa de la destrucción de la historia colectiva de los habitantes de
los barrios populares.
Los
vecinos dijeron que habían podido comprender el alcance del proyecto de una manera más amplia, con sus elementos económicos y políticos.
Dijeron además que estas obras beneficiaban a las constructoras, las elites
políticas y los grupos económicos más poderosos de la ciudad.
Ademas reflexionaron
acerca de las implicaciones de pasar de vivir de una casa a un apartamento, la
reducción del espacio para habitar y el problema de convivencia cuando se
trataba de propiedades horizontales.
Reconocieron
que las negociaciones individuales eran una estrategia para irlos sacando uno
por uno del barrio, evitando así echarse todo el barrio encima. Y
es cierto lo que decía uno de los vecinos: “las viviendas que habitamos tienen
un valor mucho más alto que el simple valor de las columnas, paredes y techos. La vida social de los barrios tiene un valor inmaterial que muy
difícilmente podrá ser reparado si se nos expulsa de nuestros territorios.”
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