lunes, 4 de mayo de 2015

LA GEOPOLITICA DEL AGUA Y EL EXTRACTIVISMO HIDROENERGETICO EN SAN CARLOS.

La corporación ambiental Natybos y la red de acción frete al extractivismo RAFE, convocaron el 22 de abril a organizaciones ambientalistas del municipio de San Carlos a participar en un foro por la defensa del agua: “AGUA-nta”; en el cual se trataron temas como la geopolítica del agua, alternativas ambientales frente al modelo de desarrollo que se viene imponiendo en el país y el otorgamiento de la licencia ambiental para la hidroeléctrica porvenir II a pesar de la oposición reiterada de los habitantes de este municipio a este tipo de proyectos; evidenciando la necesidad de un cambio en el modelo económico y modo de vida que aparece como principal amenaza al agua.

El oriente antioqueño aporta casi el 30 % del agua que lleva el rio magdalena y alrededor del 35% al sistema interconectado de energía nacional. Tierras regadas por 9 grandes cuencas -entre otras- asentadas en las zonas montañosa de la cordillera central donde confluyen los cañones del rio magdalena, aburra, porce, nus, san carlos, samaná norte y sur, cocorná sur, guatapé, nare, calderas y tafetanes.

Con el nuevo boom de centrales y microcentrales proyectadas en esta región buscando que las grandes empresas del sector tengan energía para la exportación, y dado que el 70% de san carlos esta solicitado para minería (que necesita mucha energía y agua), una de las intervenciones en AGUA-nta nos deja algo para pensar en relación a la definición y tratamiento del agua como “recurso” operando como “renovable”: “Si lo que estamos haciendo es imponer unos ciclos económicos sobre unos ciclos ecológicos, el agua no tiene tiempo de renovarse”.
Con el pago de trasferencias y regalías por lo que llaman “recursos naturales”, las empresas intentan compensar el “desastre terrible” que ocasionan las represas pero en realidad esta compensación es mínima y casi en nada remedia la afectación causada. 
Geopolítica del agua: El problema es el modelo económico capitalista hidroenergointensivo.

Un compañero de la RAFE explica, “el modelo económico en que estamos viviendo es hidroenergointensivo, o sea necesita grandes cantidades de agua para poder funcionar (por ejemplo la industria y la agricultura, el modelo energético y minero)”, con el cual “estamos acabando las bases en que sustenta la vida, como la soberanía alimentaria, la soberanía hídrica, la soberanía territorial”.

Del agua que hay en todo el planeta un 3% sería potable, pero de este solo el 1% es para consumo humano. “Además esa poca agua se encuentra muy mal distribuida”: mientras 748 millones de personas no tienen acceso, hay un exhaustivo consumo de las grandes empresas y consumidores; hay gran diferencia entre los consumidores de lo que llaman “primer mundo” y los del llamado “tercer mundo”. Por ejemplo “en Canadá de 1971 a 1991 la población creció un 3% sin embargo su consumo de agua creció 80%; además un habitante urbano consume 3 veces más que un campesino.
Trapo expuesto por RAFE en el encuentro
Según menciona el compañero “los proyectos extractivos que se desarrollan en las últimas décadas, tienden a basarse en el dislocamiento del lugar de la extracción y el lugar de consumo”, o sea extraen materia prima que será consumida en otro lugar, quedando los problemas en el lugar de donde se extraen.

Enfatiza que “además de la voracidad energética de las potencias mundiales, hay un nuevo actor: los PRI (países emergentes) entre los que están Brasil, Rusia, China, Sudáfrica”. Estos “necesitan grandes cantidades de materia prima y energía para su proceso de industrialización”.

En América latina “tenemos una suerte de imperialismo energético con Brasil”, por ej. Perú es asediado con gran cantidad de represas para la energía de Brasil y en Colombia están planteando la parte del valle de sibundoy -Putumayo- en proyectos como la carretera que conecte Manaos con el pacifico lo cual sería parte de un proyecto que de ILRSA pasó a llamarse COSIPLAN (Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento). “Si bien hay países (Ecuador, Brasil o Venezuela) que uno dice deberían pensar un poco diferente, han seguido esa misma agenda política neoliberal a nivel energético”.

Colombia tiene interconexión energética con países vecinos y piensa llegar a EEUU, mientras en su interior hay desigualdad y privatización en la disponibilidad y el acceso. “Si bien epm tiene mucha agua, por ej. en la comuna 8 de Medellín hay barrios como el Faro, 13 de Noviembre, Altos de la Torre y Llanaditas sin disponibilidad de redes. Y aunque hubieran, muchos no accederían por no poder pagar las altas tarifas”.

Con el discurso de tener que montar una gran infraestructura para más personas acceder, y de que los acueductos comunitarios no son capaces de gestionar, empresas como epm, “más que potabilizando están privatizando el ciclo del agua”. Ahora “los planes departamentales de agua acaban con los acueductos comunitarios y supuestamente van a brindar derecho al agua. Pero ¿Cómo es el derecho? Pagando altas tarifas.

No falto pronunciar el tema de la “huella hídrica” o “agua virtual”, que es la contenida en el proceso de elaboración de lo que usamos (Ej. cámaras, computadores, ropa, etc.). “El banano exportado se lleva también el agua usada para producirlo y pasa igual con el oro, la carne (20.000 lts de agua para producir un kilo de pollo o 15.000 para uno de res)” o el chocolate (2.400 litros de agua para 100 grs de chocolate).

A los promotores de la responsabilidad social empresarial, el agua les interesa en cuanto “estimula a acumular riqueza virtual (como plata que se mete a un banco y es una cuenta que se mueve a partir de bolsas de valores)”. Desaforadamente “estamos dándolo todo por esa riqueza virtual para perder una riqueza concreta que son los suelos y el agua que es lo que tenemos y de lo que depende la vida”. 

"Canto al agua" en la "cascada" del balneario san antonio
Por una gestión del agua y de la tierra menos agresiva con la naturaleza.
Otra intervención en AGUA-nta incita a “articular este tipo de acciones que ya se han logrado al tema de la gestión del agua”, articular “todas esas comunidades que por ausencia del estado han encontrado -además de acueductos comunitarios- formas novedosas de gestionar el territorio y el agua”, así mismo “reconocerles como patrimonio de cada una de las localidades”, sobre todo ante la actual política de privatización del gobierno con los planes departamentales y aguas para la prosperidad en la zona rural.
Como formas de aprovechamiento ecológico y conservación desde las comunidades se nombraron la pacha-permacultura, los biodigestores y el diseño de fincas familiares de Asproinca en Riosucio (caldas), energías renovables, tecnologías apropiadas (sin depender de grandes tecnologías y grandes elementos), recuperación de la cultura ancestral (ej. los zenues manejaban canales para los cultivos y para evitar inundaciones; existieron las chinapas, especie de plataformas sobre lagos), vivir acorde con la naturaleza.

Una experiencia local es la Casa de la Juventud que trabaja en red con organizaciones ambientales y en procesos como el Proyecto Ambiental la Casa (donde hay una huerta) y el Proyecto Ambiental el Barrio, sensibilizando sobre residuos orgánicos, tóxicos y así mismo salidas a la piedra el tabor y otras reservas.    
La necesidad de fortalecer la movilización social ante proyectos hidroeléctricos como Porvenir II
En san carlos muchos ya han pasado de ser guardianes del alimento (café, maíz, caña, yuca, fríjol, plátano, fruta como piña) a ser guardianes de infraestructura, han sentido el desplazamiento negociado mediante la presión para que vendieran o desalojaran tierras para nutrir las hidroeléctricas de EPM como Playas (201 MW), y de ISAGEN como Calderas (26 MW), Jaguas (170 MW), y San Carlos (1.240 MW) que es la de mayor capacidad instalada en el país.
Son miles de MW de horror pues embalses como punchiná –hidroeléctrica san carlos- se convirtieron “en fosas del movimiento cívico y campesino” dada la tradición de movilización frente a la construcción e implicaciones de las viejas represas –según dirían historiadores locales-.
Actualmente la ANLA –autoridad nacional de licencias ambientales- que posiblemente entregara a hydrochina el rio magdalena para 16 represas y navegación de grandes convoys con mercancía, expidió en febrero la licencia ambiental del proyecto hidroeléctrico porvenir II –represando el rio Samaná norte-, a pesar de que el año pasado en la audiencia pública ambiental las comunidades afectadas mayoritariamente se expresaron en contra del otorgamiento de la licencia.

Esta licencia, como analiza un abogado de la Corporación Jurídica Libertad que hace acompañamiento jurídico, “se otorga por 50 años, que son muy pocos años produciendo energía comparado a los daños devastadores sobre el territorio”. El Samaná Norte siendo en su recorrido eje estructurante de la zona de Bosques Húmedos Tropicales, nace en la convergencia de Sonsón, Carmen de Viboral y San Francisco y recorre además territorios de Cocorná, San Luis, San Carlos, Caracolí y puerto Nare donde se encuentra con los ríos Nare y Nus para desembocar en el Magdalena. Imaginemos entonces el gran daño ambiental.

Encima de eso “el estado colombiano ha autorizado a Proesas (Producción de Energía) celsia -del grupo empresarial antioqueño- a no tener que desmontar la represa” aunque -de acuerdo con los estudios que reconoce la misma licencia- “a los 50 años el nivel de sedimentación acumulado estará 4 ms por encima de la cota máxima de estancamiento del embalse que es alrededor de 395 m.s.n.m”.

Esos niveles de sedimentación -materia podrida- traerían nuevos microcambios climáticos en esta zona que ha vivido el aumento de la radiación solar (los rayos del sol normalmente minimizados por la capa vegetal, se devuelven o reflejan en los embalses) e inundaciones graves en temporada de lluvias cuando descargan el exceso de agua que presiona con romper los diques. En una ocasión un campesino del corregimiento Samaná, desplazado ya del caserío Puerto Belo por el embalse punchiná, reporto que “en Samaná mueren entre 40 o 50 reses anuales por las tormentas eléctricas que dan los espejos de agua de la región”.

Otro tema que preocupa es la posible presencia de restos de desaparecidos en el área que inundaría porvenir II. Algunas familias desplazadas por la violencia de la década pasada vendieron ya sus tierras en Samaná y la ganadería ha ido desalojando la agricultura y los bosques.

camisetas de RAFE
De concretarse la planta de energía Porvenir II seguiría inundándose esta región con el “desarrollo que descompone el campesinado para entregar la tierra a la ganadería, a monocultivos, o al represamiento de los ríos” (ver: siembro mi flor en el jardín de la memoria. Alianza Medellín-San Carlos en su proyecto Piloto: Retorno Colectivo de Población desplazada).
El extractivismo de “riqueza hídrica” ha sido un irreparable daño en San Carlos.



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