La
corporación ambiental Natybos y la red de acción frete al extractivismo RAFE,
convocaron el 22 de abril a organizaciones ambientalistas del municipio
de San Carlos a participar en un foro por la defensa del agua: “AGUA-nta”; en
el cual se trataron temas como la geopolítica del agua, alternativas
ambientales frente al modelo de desarrollo que se viene imponiendo en el país y
el otorgamiento de la licencia ambiental para la hidroeléctrica porvenir II a
pesar de la oposición reiterada de los habitantes de este municipio a este tipo
de proyectos; evidenciando la necesidad de un cambio en el modelo económico y
modo de vida que aparece como principal amenaza al agua.
El oriente antioqueño aporta casi el 30 % del
agua que lleva el rio magdalena y alrededor del 35% al sistema interconectado
de energía nacional.
Tierras regadas por 9 grandes cuencas -entre otras- asentadas en las zonas
montañosa de la cordillera central donde confluyen los cañones del rio
magdalena, aburra, porce, nus, san carlos, samaná norte y sur, cocorná sur,
guatapé, nare, calderas y tafetanes.
Con el nuevo boom de centrales y microcentrales
proyectadas en esta región buscando que las grandes empresas del sector tengan
energía para la exportación, y dado que el 70% de san carlos esta solicitado
para minería (que necesita mucha energía y agua), una de las
intervenciones en AGUA-nta nos deja algo para pensar en relación a la
definición y tratamiento del agua como “recurso” operando como “renovable”: “Si
lo que estamos haciendo es imponer unos ciclos económicos sobre unos ciclos
ecológicos, el agua no tiene tiempo de renovarse”.
Con el pago de trasferencias y regalías por lo que llaman “recursos naturales”, las empresas intentan compensar el “desastre terrible” que ocasionan las represas pero en realidad esta compensación es mínima y casi en nada remedia la afectación causada.
Con el pago de trasferencias y regalías por lo que llaman “recursos naturales”, las empresas intentan compensar el “desastre terrible” que ocasionan las represas pero en realidad esta compensación es mínima y casi en nada remedia la afectación causada.
Geopolítica del agua: El problema es el
modelo económico capitalista hidroenergointensivo.
Un
compañero de la RAFE explica, “el
modelo económico en que estamos viviendo es hidroenergointensivo, o sea
necesita grandes cantidades de agua para poder funcionar (por ejemplo la
industria y la agricultura, el modelo energético y minero)”, con el cual
“estamos acabando las bases en que sustenta la vida, como la soberanía
alimentaria, la soberanía hídrica, la soberanía territorial”.
Del
agua que hay en todo el planeta un 3% sería potable, pero de este solo el 1% es
para consumo humano. “Además esa poca agua se encuentra muy mal distribuida”:
mientras 748 millones de personas no tienen acceso, hay
un exhaustivo consumo de las grandes empresas y consumidores; hay gran
diferencia entre los consumidores de lo que llaman “primer mundo” y los del
llamado “tercer mundo”. Por ejemplo “en Canadá de 1971 a 1991 la población
creció un 3% sin embargo su consumo de agua creció 80%; además un habitante
urbano consume 3 veces más que un campesino.
Trapo expuesto por RAFE en el encuentro |
Según
menciona el compañero “los proyectos extractivos que se desarrollan en las
últimas décadas, tienden a basarse en el dislocamiento del lugar de la
extracción y el lugar de consumo”, o sea extraen materia prima que será
consumida en otro lugar, quedando los problemas en el lugar de donde se extraen.
Enfatiza
que “además de la voracidad energética de las potencias mundiales, hay un nuevo
actor: los PRI (países emergentes) entre los que están Brasil, Rusia, China,
Sudáfrica”. Estos “necesitan grandes cantidades de materia prima y energía para
su proceso de industrialización”.
En América
latina “tenemos una suerte de imperialismo energético con Brasil”, por ej. Perú
es asediado con gran cantidad de represas para la energía de Brasil y en
Colombia están planteando la parte del valle de sibundoy -Putumayo- en
proyectos como la carretera que conecte Manaos con el pacifico lo cual sería
parte de un proyecto que de ILRSA pasó a llamarse COSIPLAN (Consejo
Suramericano de Infraestructura y Planeamiento). “Si bien hay países (Ecuador,
Brasil o Venezuela) que uno dice deberían pensar un poco diferente, han seguido
esa misma agenda política neoliberal a nivel energético”.
Colombia
tiene interconexión energética con países vecinos y piensa llegar a EEUU,
mientras en su interior hay desigualdad y privatización en la disponibilidad y
el acceso. “Si bien epm tiene mucha agua, por ej. en la comuna 8 de Medellín
hay barrios como el Faro, 13 de Noviembre, Altos de la Torre y Llanaditas sin
disponibilidad de redes. Y aunque hubieran, muchos no accederían por no poder
pagar las altas tarifas”.
Con
el discurso de tener que montar una gran infraestructura para más personas
acceder, y de que los acueductos comunitarios no son capaces de gestionar,
empresas como epm, “más que potabilizando están privatizando el ciclo del
agua”. Ahora “los planes departamentales de agua acaban con los acueductos
comunitarios y supuestamente van a brindar derecho al agua. Pero ¿Cómo es el
derecho? Pagando altas tarifas.
No
falto pronunciar el tema de la “huella hídrica” o “agua virtual”, que es la
contenida en el proceso de elaboración de lo que usamos (Ej. cámaras,
computadores, ropa, etc.). “El banano exportado se lleva también el agua usada
para producirlo y pasa igual con el oro, la carne (20.000 lts de agua para
producir un kilo de pollo o 15.000 para uno de res)” o el chocolate (2.400
litros de agua para 100 grs de chocolate).
A
los promotores de la responsabilidad social empresarial, el agua les interesa
en cuanto “estimula a acumular riqueza virtual (como plata que se mete a un
banco y es una cuenta que se mueve a partir de bolsas de valores)”.
Desaforadamente “estamos dándolo todo por esa riqueza virtual para perder una
riqueza concreta que son los suelos y el agua que es lo que tenemos y de lo que
depende la vida”.
"Canto al agua" en la "cascada" del balneario san antonio |
Por una gestión del agua y de la
tierra menos agresiva con la naturaleza.
Otra
intervención en AGUA-nta incita a “articular este tipo de acciones que ya se
han logrado al tema de la gestión del agua”, articular “todas esas comunidades
que por ausencia del estado han encontrado -además de acueductos comunitarios-
formas novedosas de gestionar el territorio y el agua”, así mismo “reconocerles
como patrimonio de cada una de las localidades”, sobre todo ante la actual
política de privatización del gobierno con los planes departamentales y aguas para la prosperidad en la zona
rural.
Como formas de aprovechamiento ecológico y
conservación desde las comunidades se nombraron la pacha-permacultura, los
biodigestores y el diseño de fincas familiares de Asproinca en Riosucio
(caldas), energías renovables, tecnologías apropiadas (sin depender de grandes
tecnologías y grandes elementos), recuperación de la cultura ancestral (ej. los
zenues manejaban canales para los cultivos y para evitar inundaciones;
existieron las chinapas, especie de plataformas sobre lagos), vivir acorde con
la naturaleza.
Una experiencia local es la Casa de
la Juventud que trabaja en red con organizaciones ambientales y en procesos
como el Proyecto Ambiental la Casa (donde hay una huerta) y el Proyecto
Ambiental el Barrio, sensibilizando sobre residuos orgánicos, tóxicos y así
mismo salidas a la piedra el tabor y otras reservas.
La necesidad de fortalecer la
movilización social ante proyectos hidroeléctricos como Porvenir II
En san carlos muchos ya han pasado de
ser guardianes del alimento (café, maíz, caña, yuca, fríjol, plátano, fruta
como piña) a ser guardianes de infraestructura, han sentido el desplazamiento
negociado mediante la presión para que vendieran o desalojaran tierras para nutrir
las hidroeléctricas de EPM
como Playas (201
MW), y de ISAGEN como Calderas (26 MW), Jaguas (170 MW), y San Carlos (1.240 MW) que es la de mayor
capacidad instalada en el país.
Son miles de MW de horror pues embalses
como punchiná –hidroeléctrica san carlos- se convirtieron “en fosas del
movimiento cívico y campesino” dada la tradición de movilización frente a la
construcción e implicaciones de las viejas represas –según dirían historiadores
locales-.
Actualmente la ANLA –autoridad nacional de licencias
ambientales- que posiblemente entregara a hydrochina el rio magdalena para 16
represas y navegación de grandes convoys con mercancía, expidió en febrero la
licencia ambiental del proyecto hidroeléctrico porvenir II –represando el rio
Samaná norte-, a pesar de que el año pasado en la audiencia pública ambiental
las comunidades afectadas mayoritariamente se expresaron en contra del
otorgamiento de la licencia.
Esta licencia, como analiza un abogado de la
Corporación Jurídica Libertad que hace acompañamiento jurídico, “se otorga por
50 años, que son muy pocos años produciendo energía comparado a los daños
devastadores sobre el territorio”. El Samaná Norte siendo en su recorrido eje
estructurante de la zona de Bosques Húmedos Tropicales, nace en la convergencia
de Sonsón, Carmen de Viboral y San Francisco y recorre además territorios de Cocorná,
San Luis, San Carlos, Caracolí y puerto Nare donde se encuentra con los ríos
Nare y Nus para desembocar en el Magdalena. Imaginemos entonces el gran daño
ambiental.
Encima
de eso “el estado colombiano
ha autorizado a Proesas (Producción de Energía) celsia -del grupo empresarial
antioqueño- a no tener que desmontar la represa” aunque -de acuerdo con los
estudios que reconoce la misma licencia- “a los 50 años el nivel de
sedimentación acumulado estará 4 ms por encima de la cota máxima de
estancamiento del embalse que es alrededor de 395 m.s.n.m”.
Esos niveles de sedimentación -materia podrida-
traerían nuevos microcambios climáticos en esta zona que ha vivido el
aumento de la radiación solar (los rayos del sol normalmente minimizados por la
capa vegetal, se devuelven o reflejan en los embalses) e inundaciones graves en
temporada de lluvias cuando descargan el exceso de agua que presiona con romper
los diques. En una ocasión un campesino del corregimiento Samaná, desplazado ya
del caserío Puerto Belo por el embalse punchiná, reporto que “en Samaná mueren
entre 40 o 50 reses anuales por las tormentas eléctricas que dan los espejos de
agua de la región”.
Otro tema que preocupa es la posible
presencia de restos de desaparecidos en el área que inundaría porvenir II.
Algunas familias desplazadas por la violencia de la década pasada vendieron ya
sus tierras en Samaná y la ganadería ha ido desalojando la agricultura y los
bosques.
camisetas de RAFE |
De concretarse la planta de energía
Porvenir II seguiría inundándose esta región con el “desarrollo que descompone
el campesinado para entregar la tierra a la ganadería, a monocultivos, o al
represamiento de los ríos” (ver: siembro mi flor en el jardín de la memoria.
Alianza Medellín-San Carlos en su proyecto Piloto: Retorno Colectivo de
Población desplazada).
El extractivismo de “riqueza hídrica”
ha sido un irreparable daño en San Carlos.
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