Bogotá, Febrero 4 de 2014. La Ruta Pacífica de las Mujeres Colombianas por la solución negociada de los conflictos y el Movimiento Internacional de Mujeres de Negro contra la guerra, expresamos nuestra indignación y repudio ante el asesinato del joven CARLOS ARTURO OSPINA CÓRDOBA hijo de la lideresa ANA FABRICIA CÓRDOBA, quien también fue asesinada en la ciudad de Medellín el 7 de junio de 2011 a razón de sus denuncias permanentes sobre el asesinato de su otro hijo Jonathan Arley Ospina Córdoba, en el mes de julio de 2010, denuncias de la violencia que desde 1990 se ensaño contra su familia la cual tuvo origen en el Urabá antioqueño.
El pasado sábado 1 de febrero, en el sector el Naranjal, centro - occidente de la ciudad de Medellín, Carlos Arturo se encontraba en su lugar de trabajo, donde se desempeñaba como lavador de carros. Siendo las 12 y 30 pm de la tarde aproximadamente, fue impactado por cuatro disparos, que al parecer fueron propinados desde una moto, estos alcanzaron su pecho y su cabeza causándole la muerte de inmediato.
En total, ya son cinco los miembros asesinados de la familia de Ana Fabricia Cordóba.
VIOLENCIA Y PERSECUCIÓN
Carlos Mario Ospina, fue asesinado en la masacre ocurrida el 12 de agosto de 1995 en Chigorodó y por amenazas emigraron al barrio La Cruz, de la comuna 3, en este sector fue asesinado en Julio de 2010 su otro hijo, Jonathan Arley de 17 años y un año más tarde asesinaron a Ana Fabricia Cordóba el 7 de junio de 2011; posteriormente, en agosto de 2013 Dalmiro Ospina esposo y padre de las víctimas, fallece como consecuencia del dolor, de la impotencia, de la indefensión. Tal como lo presagiaba la misma Ana Fabricia cuando expresaba: “quieren acabar con mi familia, desintegrarla, desmembrarla, fragmentarla, romperla, rasgarla, aniquilarla”. En afirmar esto, ella no sé equivoco, el pasado 1 de febrero del año en curso la violencia también le arrebata la vida a su hijo Carlos Arturo.
Que podremos pensar y decir las mujeres en un país indolente ante el horror de la guerra y la barbarie que se ensaña contra nosotras al asesinar a nuestros hijos, hermanos, esposos, novios, padres, como es el caso de la familia de Ana Fabricia, que se desintegra, se rasga y se rompe, sin hallar respuestas a sus preguntas y solución a la hostilidad.
La Ruta Pacífica expresa su No rotundo a la guerra, pero especialmente exige que se den garantías para la NO repetición de estos hechos, que se llevan vidas indefensas como la de Ana, quien nunca dejo de exigir el respeto a la vida y el derecho a la verdad. Hoy pedimos se nos de a conocer en qué estado se encuentra la investigación sobre la muerte de esta lideresa y que se de pronto inicio a la de su hijo para que no se quede en la impunidad.
Exigimos que se desactiven los mecanismos que refuerzan y reproducen todas las guerras y violencias. Violencias que germinan en la cotidianidad de la existencia, en los espacios de las relaciones interpersonales, familiares, grupales y sociales.
Las mujeres no queremos que nuestros hijos hagan parte de ninguna guerra. No queremos que maten o mueran en nombre de ningún ejército. Queremos que crezcan y se formen en una sociedad antiguerrerista, pacifista, no violenta.
Ruta Pacífica de las Mujeres
“Las mujeres no parimos hijos e hijas para la guerra”
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