lunes, 16 de diciembre de 2013

Escuela Interbarrial para la incidencia en el ordenamiento territorial. La educación popular al servicio de las transformaciones sociales.


Luego de ocho sesiones, se da por terminado un nuevo ciclo de la Escuela Interbarrial, proceso formativo coordinado desde la Mesa Interbarrial de Desconectados donde todos y todas venimos a aprender y a enseñar, y que tiene como objetivo fortalecer los diferentes procesos sociales, proponiendo la construcción colectiva de conocimiento entre habitantes y comunidades de sectores populares, sobre las dinámicas de ordenamiento territorial, la vivienda y los servicios públicos domiciliarios, mediante ejercicios formativos que permiten visibilizar alternativas de organización comunitaria en defensa del territorio y por una vida digna.

La Escuela fue lanzada el 25 de agosto en la comuna 13 en el marco del 6º Encuentro de Desconectados. En la primera sesión realizada en Sintraintabaco se logró identificar los actores que inciden en el ordenamiento territorial, luego visitamos Villatina donde entendimos que las comunidades de los sectores populares somos los que construimos la ciudad. También visitamos el barrio El Picacho en la comuna 6, donde conceptualizamos lo que entendemos por la incidencia de las organizaciones en el ordenamiento.

Posteriormente estuvimos en Moravia analizando lo mal que han sido implementados en Medellín los Planes de Regularización y Legalización Urbanística en los asentamientos informales; seguidamente en Bello Oriente estudiamos cómo se deben implementar los programas de Mejoramiento Integral de Barrios y la falta de voluntad política de las Administraciones para llevarlos a cabo. El 5 de octubre la Escuela se articula a la realización del Festival de las Mujeres por el Agua en el barrio Golondrinas, Comuna 8, donde sus más de 15.000 habitantes se encuentran sin agua potable. Luego visitamos el barrio Popular 1 donde conversamos sobre el acceso a los servicios públicos domiciliarios y como su prestación depende de las cotas de nivel de los perímetros urbano y sanitario.

El cierre de la Escuela fue realizado el 19 de octubre en el barrio Carpinelo de la comuna 1, en el marco del 8º Festival Comunitario por la Vida y la Dignidad,  donde una de las principales propuestas planteadas es la necesidad de inversión social en las zonas catalogadas como de alto riesgo, que hemos definido como de alto costo; donde surge la consigna: ¡No al monorriel, Si a la mitigación del riesgo con garantía de permanencia de los habitantes en los territorios!, ya que el monorriel no consulta las realidades de los territorios y ese dinero debe invertirse mejor en la mitigación del riesgo que es la principal necesidad de los asentamientos populares. Igualmente se planteó en esta Escuela la necesidad de conocer más los territorios y sus problemáticas, además de reconocer sus organizaciones y las propuestas que se han venido construyendo comunitariamente.

Se destacó también que “lo que se planea no se hace y lo que se no se planea, se hace…”, por ejemplo el monorriel de la ladera oriental (comunas 1, 3 y 8) a pesar de no está plasmado ni dentro del POT ni del Plan Estratégico de Movilidad ya tiene dinero aprobado para su ejecución, mientras que el Mejoramiento Integral de Barrios que quedo estipulado en el POT de 1999, es una deuda histórica que tiene el Estado Local con los habitantes de los sectores populares más precarios.

Uno de los principales aprendizajes que deja este proceso de Escuela es la identificación de los actores que inciden en el ordenamiento territorial en Medellín, como lo son el gobierno, la comunidad, los expertos, los privados y los grupos armados; aunque legalmente (ley 388/97) quien tiene obligación de ordenar el territorio es el gobierno a través de procesos de concertación con los otros actores, sin embargo esto en la realidad no es tan cierto, como lo veremos a continuación:

A nivel municipal los encargados del ordenamiento territorial son las secretarías de Planeación, en el caso de Medellín está a cargo del Departamento Administrativo de Planeación (DAP), pero igualmente se encuentra la vice-alcaldía de gestión territorial, quienes tienen la obligación de realizar el diagnóstico y formulación del POT y el programa de ejecución que luego tendrá que aprobar el Concejo Municipal con el respectivo aval del Área Metropolitana.

Se aclara que muchas veces el gobierno ordena el territorio de acuerdo a sus necesidades de internacionalizar la ciudad o pagando cuotas políticas, y es por esto que vemos como acumulan riqueza y nos expropian. Pareciera que el gobierno planea para los turistas y no para nosotros que habitamos los territorios, realmente no están concertado nada, solo demagogia, dicen que construyen para nosotros, pero solo miremos el ejemplo de ese “jardín circunvalar”, ese cordón de mentiras que está haciendo la EDU para traer turistas a la periferia de la ciudad.

Por otro lado, nosotros las comunidades hemos ordenado aproximadamente el 60% de esta ciudad, construyendo nuestros barrios según la lógica de la satisfacción de las necesidades, especialmente de vivienda y los servicios públicos, pero también de vías, escuelas y centros de salud. Buena parte de lo que actualmente es Medellín ha sido construido por las comunidades,  sin experiencia técnica pero con mucha sabiduría popular, que es otra forma de conocimiento.

Este territorio lo hemos construido y organizado nosotros, por eso es importante capacitarnos para potenciar nuestras capacidades, tal y como lo hemos venido realizando a través de los procesos de planeación participativa desde los años 90´s, hoy denominados planes de desarrollo comunales y corregimentales en los que tenemos unos avances importantes, sin embargo tenemos un reto y es poder consolidar un modelo de ordenamiento en cada comuna, y cómo éste se articula con otras comunas, para pensarnos un modelo de ciudad diferente que nos incluya a nosotros como sectores populares.

A través de la historia podemos apreciar como nosotros las comunidades hemos logrado incidir en el ordenamiento del territorio, pero no hemos incidido en los planes de ordenamiento territorial (POT); por eso es importante construir nuestra propuesta y defenderla con movilización social en la próxima revisión del POT que se hará en el 2014, ya que allí se define el modelo de ciudad y el programa de ejecución de los proyectos estratégicos a ejecutarse hasta el 2027.

Otro de los actores que inciden en el ordenamiento y de una manera importante, es la empresa privada que se piensa el territorio como un lugar para la especulación con el precio de la suelo con el fin de obtener mayores ganancias, generando un negocio que permite lucro, por ejemplo con la construcción de megaobras o proyectos inmobiliarios de gran calado. Aquí es importante analizar el papel que juega la Cámara Colombiana de la Construcción (CAMACOL) y la Sociedad Antioqueña de Arquitectos e Ingenieros (SAI), además de algunas constructoras como Ramón H, el grupo Monarca y Construcciones CDO.

En cuanto a los “expertos”, estos desarrollan su conocimiento desde un punto economicista o técnico, y no hay una real inclusión de la naturaleza o de las comunidades en ese tipo de ordenamiento, por ejemplo existe en la ciudad, el Instituto Urbam de la universidad Eafit que son los encargados de la planificación estratégica de Medellín y el Valle de Aburrá, condensados en el Acuerdo Metropolitano Nº 13 de 2011 o también conocido como Plan Director Bio2030.

Realmente el gobierno, los privados y los expertos vienen siendo la misma cosa, los unos y los otros se rotan de puestos entre asesores, funcionarios públicos de alto rango y directivos de grandes empresas. Ellos van por sus intereses, somos gobernados por un gobierno capitalista y por eso es importante avanzar en consolidar una fuerte organización de la comunidad que consolide un movimiento social urbano capaz de lograr transformaciones reales en los territorios.

Finalmente, otro de los actores que poco se ha tenido en cuenta en el actual debate sobre POT, es el papel que juegan los grupos armados en el ordenamiento del territorio, como por ejemplo con las mal llamadas “fronteras invisibles”, el control poblacional ejercido en los barrios y donde su accionar armado genera desplazamiento forzado intraurbano que reconfigura los territorios. Hay que entender que estos grupos armados, no son banditas ni combos pequeños como nos lo hacen creer las autoridades y los medios de comunicación oficiales, sino que son grandes estructuras para-mafiosas; en Medellín operan dos de ellas, una denominada “Urabeños”, con una tendencia más paramilitar y otra conocida como la “Oficina de Envigado”, los resquicios de “don Berna”, y entre ellos suman más de 4.000 hombres armados, más toda su red de cooperantes.

En resumidas cuentas, el gobierno legisla para favorecer intereses politiqueros o particulares que sirven para vender la ciudad al exterior y hacerla más “competitiva”; la empresa privada construye y se acomoda según sus necesidades, solo les importa sus ganancias; los expertos se dejan tranzar por el dinero que haya por encima o por debajo de la mesa;  los grupos armados controlan el territorio y la población de acuerdo a sus intereses estratégicos tanto militares como económicos; y la comunidad construye el territorio según sus necesidades básicas insatisfechas y a través de los planes locales de desarrollo. El reto que nos queda como comunidades es seguir identificando y caracterizando cada uno de estos actores y sus alianzas, para entender cuál es el conflicto de intereses y así poder definir objetivos y estrategias para lograr incidir con mayor contundencia en el ordenamiento y planificación del territorio.

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