Todos hemos conocido en la vida lo que
es el fútbol, uno de los juegos y negocios más rentables; pocos han
conocido la situación que viven miles de personas "reubicadas" -o mas bien desubicadas- en
edificios en Medellín, un hogar para la vida inmersa en un juego que
enriquece a sus negociantes: “Hicieron fue un negocio” en
expresión de Amparo, una habitante de Ciudadela Nuevo Occidente o
“pajarito”, que es una congestión de edificios montados desde la
administración municipal donde “concentraron la pobreza sin
mejoría en calidad de vida” de las personas "reubicadas" y desplazadas
de diferentes barrios y zonas.
A don Efraín por ejemplo, “pajarito”
le comenzó como un juego de secretos y promesas entre el Instituto
de Vivienda Social de Medellín (Isvimed) que tiene el “pito” en
vivienda, y las empresas de construcción, quienes tienen el balón
en este caso. "Mi casa en Robledo la necesitaban para una vía, dijeron que me pasara en cuestión de préstamo: yo entregaba mi
casa y ellos este apartamento”. A don Efrain le pintaron pajaritos en el aire “que venía pa’ una casa muy digna, pero tengo muchos problemas”. “Primero que todo no me
dijeron que iba a propiedad horizontal, que había que pagar
administración, que aumentaban los servicios” y ya “esos muros viven chorreados pues se entra
agua al llover. Segundo, estuve cuatro meses escribiendo a Isvimed
para que miraran canillas y sanitarios que botaban agua a diestra y
siniestra. Se llegó al punto que tuve que censurar el lavaplatos”.
Con
una línea vial por el costado occidental de Medellín, don Efraín sintió la norma en esta trastornada cancha llamada urbe o ciudad
innovadora, es decir, que prima el espacio público manejado por los
privados sobre el espacio u hogar de los habitantes tal y como en el
fútbol prima la verticalidad y decisión de técnicos y árbitros
sobre los deseos de quien recibe la patada.
Las
fallas en Servicios Públicos Domiciliarios (SPD) e infraestructura
han sido muy frecuentes.
En Robledo pagaba alrededor de nueve
mil de SPD según cuenta, “resulta y sucede que estoy pagando hasta
60 mil en el apartamento que incluso estuvo 38 días desocupado pues
tenía un hermano hospitalizado y me bañe dos veces ahí porque me
bañaba en el hospital o donde unas hermanas. Me dijo EPM que era
común que en esas dos bañadas pudo aumentar la factura”. Haciendo
cuentas, reflexiona “1000 lts valen $1100 ¿pa’ un baño se gasta 1000lts?”.
Según los habitantes, por parte de
EPM “hay fraude, pues llegan tarifas de áreas comunes
y “debe llegar cero pues no hay llaves afuera”. En algunos apartamentos de la Aurora donde el habita, desde 2010 han
trabajado en el Comité de Desarrollo y Control Social sobre la
problemática de los altos costos en las facturas de zonas comunes y
otros “golazos” fuera de lugar de las entidades, ya que el cobro
de acueducto en zonas comunes es un dolor de cabeza para los
habitantes, mientras EPM dice que este se apoya en una norma
nacional.
Cobro por zonas comunes de uno de los edificios en La Aurora |
"Ante las quejas -resalta Amparo-
no dejan escribir, si no por teléfono y verbalmente. La gente sin
saberlo pasaba de reunión en reunión quejándose, y si se quejaba
mucho, tomaban la foto del defecto y no volvían. Arreglaron un solo
daño con lo cual dijeron que habían reparado todo”. Ante las
reclamaciones por fallas en SPD y bienes comunes “quieren es
entregar la responsabilidad a los copropietarios” quienes llegaron
sin saber a esa tribuna occidental de Medellín y hoy señalan que
las instituciones de la alcaldía así como les llevaron a vivir
penurias deben responder tan siquiera fomentando modos de
sostenimiento en la propiedad horizontal.
Para Amparo que lidia por mejorar el
hábitat “es tanta la desorganización con lo que ellos mismos
proponen que no terminan lo que dicen”. En este sentido “los
locales comerciales prometidos en ningún lado les ha dado resultado.
En la urbanización la Cascada un negocio de lavanderías y cosas que
acá suelen montar llevan más de un año esperando que lleguen las
lavadoras, y siguen ahí”.
Por
su parte en el “Diagnóstico técnico y financiero de las posventas
y obras complementarias
en los proyectos de vivienda nueva del
Isvimed (mayo de 2012)” en
la Aurora, reconocen problemas de humedad por lluvia y aguas
residuales ya que "no se taparon los pases de la formaletería de los
muros estructurales lo que causa
humedades dentro de los
apartamentos”, reconocen problemas de obras civiles e hidrosanitarias,
problemas eléctricos, problemas de ventanas y puertas de acceso,
problemas en las zonas comunes, entre otros. En la norma de
propiedad horizontal se dicta que la responsabilidad en términos de
infraestructura o administración es de quien construye durante 10
años, “el constructor no se zafa por más que haya aseguradora,
por ejemplo en la caída de la torre del edificio Space –en el
Poblado- buscan es a la constructora” dice una abogada.
En cuanto a condiciones del terreno,
un estudio de INCIGAM -Ingeniería Civil Geológica y Ambiental- en
2011 indicó fallas de la infraestructura de once de las
urbanizaciones de interés prioritario entregadas por la alcaldía.
Eso lo conocen muchos habitantes, incluso quienes fueron expulsados
“por alto riesgo” y por el “proyecto de recuperación ambiental
y paisajística del morro de Moravia”, quienes han tenido más alto
riesgo -desde el infraestructural hasta el económico, el social, el
de conflicto- en Ciudadela, Álamos y la Herradura mientras que la
pelotita se la anda tirando la administración municipal a las
constructoras y ambas a las familias para que manejen el riesgo en
estas nefastas modernas construcciones.
¿Qué es eso de administración en estos edificios?
Cada edificio debe tener un habitante
árbitro junto al municipio, si bien significa mucha responsabilidad
pues le toca lidiar con todo problema y con diferentes ánimos “en
un edificio no se puede dejar al administrador que decida por 80
personas más” sino “eso se volvería un totalitarismo total”
opina la mujer mencionada. Desde febrero habían decidido en su
edificio no escoger administrador, pero la administración municipal
convocó a segunda asamblea en la cual “metieron administrador”
con otras faltas como haber sido en junio la citación a asamblea
general ordinaria y a la asamblea extraordinaria, lo cual es “un
error garrafal porque deben darse su tiempo”.
Estando ahí ya, deben tratar de estar
bien y articulados como un equipo frente al mal manejo del proceso
por parte del árbitro Isvimed. “En muchas partes no ha
querido publicar ni entregar actas, cogió los documentos, se los
cargó y han manipulado todo como han querido”. Pregunta una abogada que sigue el proceso “si no se conocen ni las actas ¿cómo se acatan
las decisiones y las acciones?”
Hay actas de asambleas montadas al
amaño de Isvimed, por lo que muchas personas no reconocen las
decisiones, muchas al ver tanta corrupción y desorganización no
pagan la cuota de administración. Con conocimiento podrían expulsar
a quien comete tales faltas si “nosotros en nuestra ignorancia de
ley le enseñamos a ellos”.
También hay un Concejo Administrativo
que se debe elegir sin rosca ni arrodillamiento a las decisiones de
estas entidades, “que vea y apoye” la labor del presidente o
administrador a favor de los moradores. Aunque el concejo tiene
supuestamente capacitaciones “no saben dónde están parados a la
ley ¿Qué puede uno pensar si viene Isvimed y los manipula como se
les da la gana?” y muchos “le creen más que a nosotros los
copropietarios que leemos de eso”.
Aún no sabemos certeramente que es lo
que funciona como balón, lo que sí sabemos es que las malas
intervenciones de los árbitros y la mala calidad del resultado –los
edificios- encajan en el desespero y ansias de estar bien, pues
muchas personas no tiran los guayos ni se quedan como espectadores de
lo que hacen las administraciones sobre sus vidas. En conclusión,
“es una lucha aquí con la gente y lucha con el estado, ISVIMED,
EDU, EPM”.
Una primera etapa de falencias en Altos de la Cruz
En Altos de la Cruz –comuna 3
nororiental- donde han sido "reasentadas" cientos de familias por “alto
riesgo” u obra pública del barrio La Cruz entre otros barrios,
tenemos algunos referentes acerca de la figura de administración y
la de áreas comunes, principalmente dudas enmarcadas en el cobro de
SPD. Se preguntaba con la cabeza embotada de tantos problemas al
administrador-morador de un edificio “¿Por qué nos cobran dos
veces el agua? Cobran cuando se llena el tanque del edificio y cuando
en cada apartamento lo consumimos”, así mismo “no nos entregaron
escrituras sino un papel donde figurábamos como dueños pero no con
poder de esto –apartamento- ¿Por qué tener que pagar zonas
comunes y administración?”.
En cuanto a SPD, la motobomba se daña y
quedan sin luz y sin agua, por eso ante dificultades como estas este administrador exige “que no
les obliguen a salirse de su barrio y venir a los edificios porque
por ahí 5 o 6 familias no aceptaron esto y les dijeron que perdían
la oportunidad con cualquier cosa que el gobierno haga”. Mejor
dicho “nos ha ido como perro en misa, mucha gente dice que se
vuelve, en esta torre “el 90% estamos desilusionados”. Aquí
tampoco hay “protección a
moradores” como la ONU exige, y las reposiciones de vivienda, son
desilusiones de edificios ¿Qué más alto riesgo que las
edificaciones en altura o el crecimiento hacia adentro determinante
hoy en Medellín?
Como
evidencian estos 2 proyectos de “reubicación” -CNO- y
“reasentamiento en sitio” -Altos de La Cruz-, no podemos
desconocer que los procesos de renovación urbana han lesionado el
derecho a la vivienda digna y a una vida sin los trastornos que muchos han sentido con el cambio de su casa en un barrio a un edificio. Es que ni las camisetas y demas ropa la pueden ondear al viento, ya que según el
manual de convivencia en estas urbanizaciones, no se puede colgar
ropa a secar que dé con el exterior, entonces al no contar con patio o
terraza, algunas familias prefieren colgarla en la cocina. Además
por la distancia del centro, muchas familias tienen que cambiar su
actividad económica y tener otros medios para percibir algún
ingreso que permita sobrevivir.
Con
la conclusión de que en ambos se va tanta plata para unos pocos
bolsillos, queda narrado un intento de entender el negocio de la
renovación urbana comparado con el del fútbol -hoy tan de moda-, si bien se sabe que
mientras bajo el arbitrio de la renovación urbana no hay buen tiempo
ni espacio de reposición de vivienda, a los escenarios futbolísticos
si se les invierte, incluso para perder como ciudad en sorteos de
olimpiadas juveniles. No han tenido con el fracaso de la
torre de babel que cuentan en la historia de Babylonia y quieren
hacer su torre de babel de dinero a expensas del bienestar de la
población que se derrumba en la ciudad más innovadora para el
mundo.
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