jueves, 10 de octubre de 2013

Por una Ciudad sin miedo, sin hambre y con Derechos



Declaración Política
La mesa de por el derecho a la ciudad es un espacio amplio de convergencia de procesos organizativos, de líderes y lideresas de comunas y corregimientos y organizaciones sociales que comparten  como principio reivindicativo el derecho a la ciudad. A una ciudad donde todos y todas tengamos la posibilidad de vivir dignamente, sin el temor a ser desplazados por el “desarrollo” que solo beneficia a los grupos económicos poderosos de este país y del extranjero. Sin el miedo a ser víctima de una desaparición forzada, tortura, extorción, o amenaza que es el pan de cada día de esta innovadora ciudad, que como el lazarillo de Tormes, esconde el hambre que viven muchos de sus ciudadanos en las zonas marginadas de Medellín, con grandes obras de infraestructura que cautiva la retina de incautos y de turistas, pero que esconde una profunda crisis social y humana que padece la otra ciudad que no se muestra en las grandes ferias internacionales. El derecho a una ciudad con empleo digno para todos los ciudadanos, con seguridad alimentaria para los cientos de miles de campesinos desplazados que refundaron esta ciudad en las tres últimas décadas, que la guerra les negó el derecho a ser campesinos y hoy se les niega el derecho a una ciudadanía plena como lo reza la carta del derecho a la ciudad.


Hoy, en el marco de la revisión y ajuste del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad de Medellín aparece de nuevo la preocupación de las organizaciones sociales, comunitarias, grupos poblacionales de las distintas comunas y corregimientos de Medellín y de dirigentes sociales que hacen parte de la mesa de por el derecho a la ciudad, por el rumbo que pueda tomar la ciudad con la continuidad  e implementación acelerada del modelo de ciudad turística y de servicios. Preocupaciones que resumimos en los siguientes aspectos:

1. Un POT para la ciudad de Medellín representa una profunda transformación en términos físico espacial, cultural, económico, político y social. En tal sentido, debe garantizársele a la ciudadanía una plena participación, donde las comunidades informadas tengan la posibilidad de trasformar sus territorios, donde sus propuestas no solamente sean escuchadas, sino tenidas en cuenta en la implementación del desarrollo local y de ciudad. No una participación restringida y simbólica, donde las comunidades participan y el gremio inmobiliario amangualado con políticos corruptos deciden. Una verdadera participación tiene que ajustarse a los preceptos de la constitución colombiana en lo que respecta al derecho que tiene las comunidades a la consulta previa e informada cuando van a ser afectadas de forma considerable por un macro proyecto. En este sentido, los megaproyectos como Cinturón Verde Metropolitano, parque vial del río que contempla la reubicación del sector de Moravia, el puente de la madre Laura, el tranvía de Ayacucho, entre otros; deben someterse a una consulta previa con las comunidades que van a ser desplazadas por estas magas obras. La participación no debe entenderse de manera estrecha a la información a cuenta gotas, o a las decisiones ya tomadas por el sector público y privado. De igual forma, la interlocución con la ciudadanía y comunidades afectadas, no debe asumirse como un asunto de obediencia ni estigmatización a los líderes y comunidades que tienen otra visión del desarrollo y del ordenamiento de la ciudad, no desde la demagogia del urbanismo cívico pedagógico que viene promoviendo la alcaldía de Medellín sino desde la construcción social del hábitat.

2. Exhortamos a la administración municipal para que propicie escenarios de reflexión de ciudad acerca de lo que ha significado el imaginario de ciudad y el modelo de desarrollo que adoptaron en nombre de la ciudadanía en los últimos veinte años. Es un deber del gobierno local y un derecho de los y las ciudadanas conocer los impactos negativos y positivos del actual modelo de ciudad turística y de servicios. Se requiere un balance objetivo que de cuenta de los empleos que ha perdido la ciudad en su transición de ciudad industrial a ciudad de servicios, del encarecimiento del suelo, de la especulación inmobiliaria, de las miles de familias que han sido víctimas del desplazamiento intraurbano so pretexto de vivir en zonas de alto riesgo. El cambio de vocación económica de una ciudad debe ser una decisión ciudadana y no de tecnócratas, donde poco se tiene en cuenta efectos colaterales como el empobrecimiento y marginalidad de la población, el crecimiento exponencial del empleo informal, la prostitución y la ilegalidad. El  ordenamiento de la ciudad debe ajustarse al principio normativo de la función social del ordenamiento y al bienestar colectivo, no al incentivo del lucro individual y al despojo colectivo como ha venido sucediendo en los últimos años. La deuda que deja el POT en revisión con las comunidades es altísima en cuento a la legalización y reconocimiento de barrios en las zonas altas de la ciudad, la mitigación del riesgo en las mismas y el mejoramiento integral de barrios que no ha dejado de ser una exigencia recurrente de las comunidades en la formulación del POT, pero que ha sido aplazada indefinidamente para darle prioridad a los proyectos turísticos como el Cinturón Verde Metropolitano  en los mismos predios que antes fueron catalogados como zonas de alto riesgo.

En lo que respecta a las cargas y beneficios como instrumento de gestión del POT la mesa de ciudad considera que son los gremios económicos son quienes deben de asumir en mayor grado la financiación de las grande obras de la ciudad, porque son precisamente ellos quienes se han beneficiado históricamente de la trasformación física de la ciudad, con grandes obras urbanísticas que les dejan jugosas ganancias, pero que no dejan plusvalía a la ciudad y las cargas siempre las asumen las comunidades mas empobrecidas y los estratos mas bajos de Medellín con menos espacios públicos, con aumento de las cargas impositivas, y con el desplazamiento de sus territorios.

Como mesa nos preocupan enormemente las declaraciones de algunos concejales, que con sus posturas quieren atizar las políticas de despojo en las zonas marginadas de Medellín, cuando aducen que más de 600 mil personas viven en zonas de alto riesgo y que se requiere con urgencia la recuperación de estos predios mediante la reubicación, reubicación que en las mayorías de las ocasiones se traduce en violencia estatal, despojo y exclusión social. Como mesa reivindicamos el derecho de las comunidades a permanecer en sus territorios. El POT no debe enfocarse solo al “embellecimiento del centro de la ciudad” debe mirar también hacia las laderas, los bordes, donde las comunidades ha realizado verdaderos ejercicios democráticos de desarrollo local, propuestas que como la mitigación del riesgo y el mejoramiento integral de barrios no calan en los propósitos de los gremios constructores y politiqueros corruptos, que esperan con ansias el desalojo de los pobres para construir sus complejos urbanísticos para estratos medios en los predios de alto riesgo que antes habitaban los pobres de esta ciudad. ¿De cual derecho a la ciudad habla usted señor alcalde? ¿A donde piensa mandar la inmensa mayoría de empobrecidos de esta ciudad para que no les estorbe a los ricos y a los turistas extranjeros? ¿Es usted tan ingenuo para creerse que el problema de la violencia en Medellín ya está superado?

Por esta y muchas razones más la mesa de ciudad hace una amplia convocatoria a las organizaciones sociales, comunidades y gremios afectados por este modelo de ciudad impuesto, a que conformemos un gran frente por la defensa  de lo público, por el derechos de las comunidades a permanecer en sus territorios, en contra de los pulpos económicos que  quieren devorar el patrimonio histórico, cultural y humano de esta ciudad, que somos nosotros los ciudadano y ciudadanos quienes la habitamos y construimos día a día. Reivindicamos una ciudad para todos y todas, una ciudad sin hambre, sin miedo y con derechos.

Señor alcalde, la ciudad no es un negocio que se puede ofertar libremente en las ferias internacionales. El alma de una cuidad no es el cemento. Son las personas y las relaciones que en esta se tejen día a día.

Medellín,  9 de Octubre del 2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario