lunes, 16 de diciembre de 2013

La construcción de vivienda en altura es un “golazo” a beneficio empresarial.

Todos hemos conocido en la vida lo que es el fútbol, uno de los juegos y negocios más rentables; pocos han conocido la situación que viven miles de personas "reubicadas" -o mas bien desubicadas- en edificios en Medellín, un hogar para la vida inmersa en un juego que enriquece a sus negociantes: “Hicieron fue un negocio” en expresión de Amparo, una habitante de Ciudadela Nuevo Occidente o “pajarito”, que es una congestión de edificios montados desde la administración municipal donde “concentraron la pobreza sin mejoría en calidad de vida” de las personas "reubicadas" y desplazadas de diferentes barrios y zonas.
A don Efraín por ejemplo, “pajarito” le comenzó como un juego de secretos y promesas entre el Instituto de Vivienda Social de Medellín (Isvimed) que tiene el “pito” en vivienda, y las empresas de construcción, quienes tienen el balón en este caso. "Mi casa en Robledo la necesitaban para una vía, dijeron que me pasara en cuestión de préstamo: yo entregaba mi casa y ellos este apartamento”. A don Efrain le pintaron pajaritos en el aire “que venía pa’ una casa muy digna, pero tengo muchos problemas”. “Primero que todo no me dijeron que iba a propiedad horizontal, que había que pagar administración, que aumentaban los servicios” y ya “esos muros viven chorreados pues se entra agua al llover. Segundo, estuve cuatro meses escribiendo a Isvimed para que miraran canillas y sanitarios que botaban agua a diestra y siniestra. Se llegó al punto que tuve que censurar el lavaplatos”.
Con una línea vial por el costado occidental de Medellín, don Efraín sintió la norma en esta trastornada cancha llamada urbe o ciudad innovadora, es decir, que prima el espacio público manejado por los privados sobre el espacio u hogar de los habitantes tal y como en el fútbol prima la verticalidad y decisión de técnicos y árbitros sobre los deseos de quien recibe la patada.
Las fallas en Servicios Públicos Domiciliarios (SPD) e infraestructura han sido muy frecuentes.

En Robledo pagaba alrededor de nueve mil de SPD según cuenta, “resulta y sucede que estoy pagando hasta 60 mil en el apartamento que incluso estuvo 38 días desocupado pues tenía un hermano hospitalizado y me bañe dos veces ahí porque me bañaba en el hospital o donde unas hermanas. Me dijo EPM que era común que en esas dos bañadas pudo aumentar la factura”. Haciendo cuentas, reflexiona “1000 lts valen $1100 ¿pa’ un baño se gasta 1000lts?”.
Según los habitantes, por parte de EPM “hay fraude, pues llegan tarifas de áreas comunes y “debe llegar cero pues no hay llaves afuera”. En algunos apartamentos de la Aurora donde el habita, desde 2010 han trabajado en el Comité de Desarrollo y Control Social sobre la problemática de los altos costos en las facturas de zonas comunes y otros “golazos” fuera de lugar de las entidades, ya que el cobro de acueducto en zonas comunes es un dolor de cabeza para los habitantes, mientras EPM dice que este se apoya en una norma nacional.
Cobro por zonas comunes de uno de los edificios en La Aurora
Así mismo, de la Huerta, las Flores, la Montaña, Cantares, Aurora, Mirador del Valle, Villa Suramericana, la Cascada, y de cada urbanización y barrio allí "reubicado" han salido miles de quejas sobre cuestiones técnicas  La Comunidad de la Aurora en reuniones con Isvimed resaltabagrietas de las casas, estuco que se embomba porque tenemos humedades por las ventanas, sanitarios en malas condiciones, filtraciones del acueducto de un apartamento a otros, y muchos daños más”.
"Ante las quejas -resalta Amparo- no dejan escribir, si no por teléfono y verbalmente. La gente sin saberlo pasaba de reunión en reunión quejándose, y si se quejaba mucho, tomaban la foto del defecto y no volvían. Arreglaron un solo daño con lo cual dijeron que habían reparado todo”. Ante las reclamaciones por fallas en SPD y bienes comunes “quieren es entregar la responsabilidad a los copropietarios” quienes llegaron sin saber a esa tribuna occidental de Medellín y hoy señalan que las instituciones de la alcaldía así como les llevaron a vivir penurias deben responder tan siquiera fomentando modos de sostenimiento en la propiedad horizontal.
Para Amparo que lidia por mejorar el hábitat “es tanta la desorganización con lo que ellos mismos proponen que no terminan lo que dicen”. En este sentido “los locales comerciales prometidos en ningún lado les ha dado resultado. En la urbanización la Cascada un negocio de lavanderías y cosas que acá suelen montar llevan más de un año esperando que lleguen las lavadoras, y siguen ahí”.
Por su parte en el “Diagnóstico técnico y financiero de las posventas y obras complementarias en los proyectos de vivienda nueva del Isvimed (mayo de 2012)” en la Aurora, reconocen problemas de humedad por lluvia y aguas residuales ya que "no se taparon los pases de la formaletería de los muros estructurales lo que causa humedades dentro de los apartamentos”, reconocen problemas de obras civiles e hidrosanitarias, problemas eléctricos, problemas de ventanas y puertas de acceso, problemas en las zonas comunes, entre otros. En la norma de propiedad horizontal se dicta que la responsabilidad en términos de infraestructura o administración es de quien construye durante 10 años, “el constructor no se zafa por más que haya aseguradora, por ejemplo en la caída de la torre del edificio Space –en el Poblado- buscan es a la constructora” dice una abogada.
En cuanto a condiciones del terreno, un estudio de INCIGAM -Ingeniería Civil Geológica y Ambiental- en 2011 indicó fallas de la infraestructura de once de las urbanizaciones de interés prioritario entregadas por la alcaldía. Eso lo conocen muchos habitantes, incluso quienes fueron expulsados “por alto riesgo” y por el “proyecto de recuperación ambiental y paisajística del morro de Moravia”, quienes han tenido más alto riesgo -desde el infraestructural hasta el económico, el social, el de conflicto- en Ciudadela, Álamos y la Herradura mientras que la pelotita se la anda tirando la administración municipal a las constructoras y ambas a las familias para que manejen el riesgo en estas nefastas modernas construcciones.

¿Qué es eso de administración en estos edificios?
Cada edificio debe tener un habitante árbitro junto al municipio, si bien significa mucha responsabilidad pues le toca lidiar con todo problema y con diferentes ánimos “en un edificio no se puede dejar al administrador que decida por 80 personas más” sino “eso se volvería un totalitarismo total” opina la mujer mencionada. Desde febrero habían decidido en su edificio no escoger administrador, pero la administración municipal convocó a segunda asamblea en la cual “metieron administrador” con otras faltas como haber sido en junio la citación a asamblea general ordinaria y a la asamblea extraordinaria, lo cual es “un error garrafal porque deben darse su tiempo”.
Estando ahí ya, deben tratar de estar bien y articulados como un equipo frente al mal manejo del proceso por parte del árbitro Isvimed. En muchas partes no ha querido publicar ni entregar actas, cogió los documentos, se los cargó y han manipulado todo como han querido”. Pregunta una abogada que sigue el proceso “si no se conocen ni las actas ¿cómo se acatan las decisiones y las acciones?”
Hay actas de asambleas montadas al amaño de Isvimed, por lo que muchas personas no reconocen las decisiones, muchas al ver tanta corrupción y desorganización no pagan la cuota de administración. Con conocimiento podrían expulsar a quien comete tales faltas si “nosotros en nuestra ignorancia de ley le enseñamos a ellos”.
También hay un Concejo Administrativo que se debe elegir sin rosca ni arrodillamiento a las decisiones de estas entidades, “que vea y apoye” la labor del presidente o administrador a favor de los moradores. Aunque el concejo tiene supuestamente capacitaciones “no saben dónde están parados a la ley ¿Qué puede uno pensar si viene Isvimed y los manipula como se les da la gana?” y muchos “le creen más que a nosotros los copropietarios que leemos de eso”.
Aún no sabemos certeramente que es lo que funciona como balón, lo que sí sabemos es que las malas intervenciones de los árbitros y la mala calidad del resultado –los edificios- encajan en el desespero y ansias de estar bien, pues muchas personas no tiran los guayos ni se quedan como espectadores de lo que hacen las administraciones sobre sus vidas. En conclusión, “es una lucha aquí con la gente y lucha con el estado, ISVIMED, EDU, EPM”.


Una primera etapa de falencias en Altos de la Cruz

En Altos de la Cruz –comuna 3 nororiental- donde han sido "reasentadas" cientos de familias por “alto riesgo” u obra pública del barrio La Cruz entre otros barrios, tenemos algunos referentes acerca de la figura de administración y la de áreas comunes, principalmente dudas enmarcadas en el cobro de SPD. Se preguntaba con la cabeza embotada de tantos problemas al administrador-morador de un edificio “¿Por qué nos cobran dos veces el agua? Cobran cuando se llena el tanque del edificio y cuando en cada apartamento lo consumimos”, así mismo “no nos entregaron escrituras sino un papel donde figurábamos como dueños pero no con poder de esto –apartamento- ¿Por qué tener que pagar zonas comunes y administración?”.
En cuanto a SPD, la motobomba se daña y quedan sin luz y sin agua, por eso ante dificultades como estas este administrador exige “que no les obliguen a salirse de su barrio y venir a los edificios porque por ahí 5 o 6 familias no aceptaron esto y les dijeron que perdían la oportunidad con cualquier cosa que el gobierno haga”. Mejor dicho “nos ha ido como perro en misa, mucha gente dice que se vuelve, en esta torre “el 90% estamos desilusionados”. Aquí tampoco hay “protección a moradores” como la ONU exige, y las reposiciones de vivienda, son desilusiones de edificios ¿Qué más alto riesgo que las edificaciones en altura o el crecimiento hacia adentro determinante hoy en Medellín?
Como evidencian estos 2 proyectos de “reubicación” -CNO- y “reasentamiento en sitio” -Altos de La Cruz-, no podemos desconocer que los procesos de renovación urbana han lesionado el derecho a la vivienda digna y a una vida sin los trastornos que muchos han sentido con el cambio de su casa en un barrio a un edificio. Es que ni las camisetas y demas ropa la pueden ondear al viento, ya que según el manual de convivencia en estas urbanizaciones, no se puede colgar ropa a secar que dé con el exterior, entonces al no contar con patio o terraza, algunas familias prefieren colgarla en la cocina. Además por la distancia del centro, muchas familias tienen que cambiar su actividad económica y tener otros medios para percibir algún ingreso que permita sobrevivir.
Con la conclusión de que en ambos se va tanta plata para unos pocos bolsillos, queda narrado un intento de entender el negocio de la renovación urbana comparado con el del fútbol -hoy tan de moda-, si bien se sabe que mientras bajo el arbitrio de la renovación urbana no hay buen tiempo ni espacio de reposición de vivienda, a los escenarios futbolísticos si se les invierte, incluso para perder como ciudad en sorteos de olimpiadas juveniles. No han tenido con el fracaso de la torre de babel que cuentan en la historia de Babylonia y quieren hacer su torre de babel de dinero a expensas del bienestar de la población que se derrumba en la ciudad más innovadora para el mundo.



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